No me enorgullece escribir esto. Lo hago porque hubo, sin embargo, un buen desempeño.
Como la mayoría sabe, viene Travis Scott a la Argentina. Acepto que la noticia quedó un poco vieja, pero empecé a escribir este Substack la semana pasada. Lo tuve que postergar porque para ser “artista” hay que dejar de serlo, con trabajo, mezclando el arte y el estudio, el estudio, la política y el placer. En fin, colgué.
Vuelvo al famosísimo Travis Scott. Por el promedio de edad de mis suscriptores, aclaro que además de ser cantante de trap, es también exesposo de una de las Kardashian.
A partir de esto, como pedido de mi trabajo, debía tener una noticia del tema. Aprovechar la tendencia, los #hashtag, escribir algo para tik tok –hacer algo viral– por el impulso de la tendencia. Tener visitas.
El desafío reside en que una noticia así no debe requerir de mucha atención en la pantalla, con dos o tres palabras ya te tenes que enterar, y además, de primera mano, no con unas horas de retraso. Debía encontrar la manera de mantener a los #cactusjack entretenidos.
Intentaré ir rápido con esta parte. Todo fue a partir de un tuit de Duki –famosísimo trapero argentino– donde “dialoga” con el cantante.
Además de hablar de la llegada de Travis al Movistar Arena –que un trend en Twitter puede comunicarlo de sobra– podría dar a entender, vagamente, algo. Podría haber una relación entre ellos, pensé. Tomé, entonces, dónde estuvo grabando uno e intenté hacerlo coincidir con ciertos estadíos en EEUU del otro, algunos productores que tuvieron en común, darle algo de suspenso.
Pero no fue sólo eso, es decir, además tuve que cambiar la lógica de escritura. Lo que antes era una pregunta ahora es la información constitutiva, y lo que vehiculizaba mi publicación – la llegada de un artista a Argentina– ya era algo que se tomaba por.
En definitiva, doy por hecho quién puede ser el Telonero – lo que era una vaga suposición, ahora es ClickBait, la afirmación y título de la noticia–. Lo hago entrar en esta lógica donde la especulación y la imaginación son una posibilidad.
Otro se encargó de la edición, los frames y los títulos. Por la viralidad del video, recibí un par de palmadas.
Me divirtió bastante dar con el modo de compartir información y les garantizo, no soy culpable de nada. De hecho, es un modo de supervivencia. Respondo –a pesar de mis intereses– a otro organismo que da dinero. Y esto sucede, acá, desde hace mucho tiempo. Veámos.
Desde que se toparon con Latinoamérica, con “nosotros” y “nos descubrieron” –estoy hablando desde la conquista– tuvieron que dar noticia sobre qué es lo qué había. Los conquistadores debían rendir cuentas sobre qué encontraban, qué fue poblado, cuánto oro había y fe expandida.
Se desarrollaron modos ambiguos de escribir, o inventar historias bajo la idea de extirpar una idolatría. Pero mienten, y de algún modo u otro, desde hace 500 años, se cuenta otra cosa, desde hace 500 años, se cuenta ficción sobre la realidad.
Contar y difundir una historia responde entonces a: 1) beneficios personales 2) repercusión. Igual que hoy en día. Tomo un fail de la Conquista para entendernos mejor.
Cabeza de Vaca fue un hombre –sí, así le dicen– que naufragó en lo que hoy vendría a ser Texas. Si su plan inicial era conquistar tierras y oro, debió contentarse con sobrevivir, como dice la palabra misma “naufraga”. Lo interesante es cómo se disimuló a sí mismo escribiendo, se hace el boludo, no llevó riquezas, no fundó ninguna ciudad. Dice que paga su deber escribiendo lo que ha vivido -convirtiendo un fracaso en un servicio-
La Corona no sólo tomó como gran cosa su historia, sino que además publicó la crónica. Sucedió así porque Cabeza de Vaca se comportó como un conquistador pacífico. Esto quiere decir que, ante el miedo de que lo mataran, no mata. Convenció a un par de Indios con la palabra de Dios, clavó un par de Cruces. Conquistador Pacífico. Esto se contrapone con las típicas acusaciones y excesos en Latinoamérica, es un lavado de imagen que les viene bien; los otros conquistadores han cometido demasiados excesos, o sea digamos, actuaron con demasiada libertad.
Sigue un poco más.
Es un texto con tanto éxito que tiene dos traducciones. La primera al italiano y la segunda al inglés. El primer traductor se comporta como tal, añadiendo y aclarando información con notas al pie. El segundo, sutura lo dicho, no edita sus palabras pero sí las recorta para hacerlo ver como el típico español que comete excesos. Ahora es un un caníbal –pero CDV tan sólo cuenta de unos españoles, un grupo lejano a él, los del grupo del fondo, que se comen entre ellos, y lo desaprueba– Las razones del traductor se deben a la coyuntura. Había problemas políticos entre la corona Española e Inglaterra. Protestantes. El traductor, tomó a esta crónica de viajes, terminando de crear a horribles personas.
Si a mí me preguntan, y como una pequeña digresión, me hace mucha gracia que le tomen mal la palabra escrita a los españoles, quienes se la pasaron tomando mal la memoria oral andina. Tomar, agarrar, robar, sacar.
Pero con Hans Staden es peor. Es un alemán que viaja y naufraga en la costa de Brasil. Lo que llama la atención de todo este relato y excita al lector —haciéndolo un best seller— es cómo el autor construye la tensión de si a él lo van a comer o no. Es decir, instaura que son indios antropófagos con un espíritu sensacionalista. Él usa el título “Historia verdadera y descripción de un país de salvajes desnudos, feroces y caníbales, situado en el Nuevo Mundo, América”, pero al parecer, no lo trataron tan mal. Acompañan la historia con 40 grabados, sopas de caldo humana, palos con cabezas humanas clavadas en la punta, y otros horrores que si no creen, es porque no lo vieron.
La ficción se desliza con falta facilidad porque podía crearse del otro lado del planeta, y al mismo tiempo, se repiten patrones viejos de imaginarios mágicos medievales europeos.
Desde que la escritura existe cómo tal y se propagan noticias, se miente. Se utilizan múltiples técnicas de narración, algunos críticos dicen que estas historias de naufragio fueron vehículo para crear otros modos de escritura –la ficción– Pero por dios qué aburrido. Cómo han virado los descubrimientos, los miramientos sobre el otro y las especulaciones. Sí, sí, todo esto fue mucho tiempo atrás.
En definitiva, en principio por deuda histórica, no está mal mentir sobre un otro que viene a mi Patria. De hecho, posiblemente tenga otras razones para injuriarlo.
Obra de Violeta Quispe, de Lima, expuesta en La Bienal de 2024.
Soy Martina, de Villa Ortúzar. Lo que van a encontrar acá, probablemente sea, ficción y crítica literaria, siempre con un enfoque interpersonal. Tal vez la literatura es el mejor lugar para hacerlo. Digo, el lugar para evidenciar y desglosar, desde lo más mínimo, hasta las cosas más groseras y bizarras de los seres humanos. Ya veremos.
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Chao