Last night a D.J saved my life
Empiezo el sábado y termino el domingo a la madrugada hablando de artistas que salvan mi vida.
Este es un breve substack con una reflexión del fin de semana pasado. Todo lo que me interesa contar pasó el sábado.
1/3:
Por la mañana fui a la peluquería y corté mi pelo muy corto. Mientras escribo esto, me volteo a verme en el espejo. Me aseguro de mí. La peluquera Cecilia en cuanto me vio, me preguntó si yo era artista. Creí que, entre decirle que soy un intento de investigadora del CONICET cuando la nevada ya cayó sobre nosotros, o una lingüista, y pasar explicar las típicas tres vertientes de mi facultad, era mejor decirle que sí, soy escritora.
Probablemente lo haya notado por mi pollera gris de CROP, y mi polera a rayas roja, azul y marrón de Levi´s, mi trench vintage y mis botas negras de HyM. Claro, soy artista.
Vuelvo a casa con el auto empañado y apenas veo mientras manejo. Es un día oscuro y tenebroso. Inspirada por mi ventana enrejada que se resiste ante la entrada de la lluvia, siento algo parecido a la inspiración. Podría tener algo que decir.
Sin saber la conclusión a la que llegaría en la madrugada, escribí esto:
Los artistas tienen neurosis y freakismo como materia prima, y en el momento que lo comparten, es arte. En verdad, espero que sea así, que se hundan y lleguen a una cura devastadora, que la performance rehabilite su dolor. Si sus gritos no significan adicciones, casa y tristeza, y whisky, si sus gritos no significan una desolación en el mundo que no puede arreglarse, no sé que tendrán para expresar, por qué mienten tan descaradamente.
En ese sentido, creo que la cara de un artista lleva consigo el velo transparente de su propia locura. Digo, es algo que se nota: un artista loco, lastimado, una y otra vez habitando nunca va a decirse.
Son la mala estrella.
Bueno. Esas palabras aparecieron tras mirar una recopilación de videos en youtube, horas mirando recortes random de Lady Gaga en 2009. No sólo me convence su grito desgarrado, una voz dentro de mi cuerpo la necesita y pide que escuche. Con Juana Rozas, mi amor porteño, me pasa algo parecido. Su música me hace cara rara.
Me imagino que no puede sostenerse en el rol de popstar porque algo en ella rompe la performance tradicional, una extrañeza que habita su propio cuerpo la inhabilita de ser un sujeto pleno y enfocado en la tarea de ser quién debería ser. No hay manera que ella pueda redimirse ante la belleza del mundo ni convertirse (por unos instantes) en la belleza del mundo. Se acuerda, y hace una cara rara, que carajo hago acá, estoy re loca.
Hace poco leí un substack que la explica y voy a citarlo aquí. No pienso repetirlo pero recomiendo la lectura descorazonada sobre ser un perdedor.
La tarde: último momento antes del fin 2/3:
Después me puse a leer. Quería tener nuevas palabras para explicarme sin salir del tema. Hace unos meses me llegó una invitación a un seminario. Me llegó el mail en clase, chusmeé la bibliografía rápido, y leí, en vez de escuchar a Maestra Ciruela, cuyas palabras se convirtieron en ondas de sonido que contenían fonemas, para mí deformados y en segundo plano. En la descripción del texto que más me gustó decía algo del miedo anal: un texto sobre la paranoia gay. Estudios clínicos y psiquiátricos.
Ahre
Si bien no asistí al seminario, después de la clase y de olvidar el texto, después de varias semanas y de cortarme el pelo y mirar horas de Lady Gaga, recordé esa bibliografía. Tome varios nombres que me interesaron de la bibliografía.free.download.ATP.mp3
Debí sospecharlo con el título del taller: “ESTUDIO SEXUAL: Club de lectura para la autodefensa contra la moral conservadora y el neofascismo supremacista”. Repasando por segunda vez títulos y autores, me llamó la atención un texto del 2010 que vendía la incomodidad como amenaza. Interesante. Busco el PDF en Google. Se la pasaba comparando casos de negros muertos —asesinados por la policía— en EEUU, con los muertos— asesinados por el Gobierno genocida— en Gaza, con los gays— maltratados por sus familias— Sinceramente este tipo de lecturas (generalizadas) me re embolan, es una idiotez que el mundo intente explicarse mediante la incomodidad de la hegemonía por “sentirse menos”, y de allí la clave de la violencia, . En fin. Cerré el PDF y a la papelera.
El fin 3/3:
Me cambié, me maquillé. Antes de salir y entrar al taxi empecé con el éxtasis. La fiesta era de un gran DJ. Tiene veinticinco años e inventó su propia “movida” después de trabajar en otros antros. Probablemente esta fiesta le haya dado mucho dinero, nadie dice que no se lo merece: empezó hace varios años y por oficio.
Dicen que ahora es muy fácil ser DJ. Probablemente sea cierto: es una disciplina posible de llevar a cabo dignamente sin mucha técnica y con una sola condición: que te guste mucho estar en frente al público, ser aplaudido y soportar minutos de corrido sin nada para hacer. Showman. De hecho, a mi parecer, tiene un único verdadero desafío y ni siquiera es un buen oído. Querer compartir buena música. Y, por alguna razón, el tipo que fui a ver no lo logra.
Al punto al que quiero llegar, el sumario que mandaría a esas revistas que siempre hablan bien de todo el mundo, es que Juampi Bermani me parece aburrido. Y tampoco creo que sea un problema para él en específico. Porque fue un evento sold out y lleno de gente. Pero inevitablemente su música es aburrida. Es heterosexual. Y acá nadie cuestiona con quién tiene sexo Juampi Bermani. Sino que el festín alrededor de música conocida sobre un chico con musculosa negra y brazos finos pero marcados, sólo puede pasarle a un hombre heterosexual. Hay supremacía estética. No voy a mentirles. Hasta yo le dije que me parecía lindo:
(Subió una foto en una mesa familiar con un niño comiendo helado. Le respondo PAPI HOT. Pone un corazoncito. Sí. Me gustaría que sea el papi hot de mis hijos mientras viajamos a Europa. Que me lleve en sus tours con música ATP, que sea un hombre que puedo presentarles a mis padres, un FADU type, donde el único miedo familiar sea que en verdad sólo le gusten los chicos).
Tal vez esa esa no es la fantasía ni la proyección que se espera con un DJ a las cinco de la mañana. No me sale pensar otra cosa con la sexualidad de un ganador. Lo que sí, doy por hecho que tiene más calle que yo. Más fiesta gay, sexo alocado, vaquera invertida de Mckanzie Wark, demimonde ECTASY de Six Sex. Lo que sea.
No tengo mucho más para declarar. Mientras bailaba sentía que tenía tanta energía y tantas ideas para escribir. Y quiero aclarar, no es por el frenesí ni nada de eso. Siempre creo que tengo tantas cosas para decir envueltas en mi nudo constante —vecino, amigo y residente— de mi pecho. Pero después, eso que siento no puede traducirse al movimiento motriz que recapitula y empareja la ortografía con el léxico de salida en mi cabeza. Ahora, nada. Sólo puedo nombrar la idea en donde hablo mal de Juampi Bermani, tal vez debería hacerlo.
Mark Fisher escribe como los psicodélicos son buenos y tienen utilidad: amplían percepción y cuestionan el yo. Pero en este mundo, en este contexto, junto al “infantilismo hedónico”, sólo tienen un efecto alienador, enajenador; “un kit de escape sin manual de instrucciones”. Ahre.
Lo que sí, hay un ideal de ser libres cuando lo único a lo que se aspira —y se milita— es un espacio seguro. Si te sentís incomodó avísale a ALGUIEN. Fuck Juampi Bermani, es todo tu culpa, si al menos pasaras música mambera, si al menos me hicieras bailar. La droga se sostiene en su melancolía psicodélica, funcional y relajante. Llevan vapes de DMT para salir a una fiesta. La vida en si misma se hace en masa.
Yo voy a militar drogarse en privado, o en una orgía, o simplemente repetir el paseo de vuelta en el 33 a la casa de un extraño de la mano.
Tengo que parar con este juego del diablo. Mi vida sobrepasa esto.
Después de la fiesta, hablé con un amigo de mi Facultad. Yo lo amo. Cuando lo conocí me enamoré de algo de él. Tal vez su posibilidad de ser felizmente quien es. Es lánguido, muy flaco y largo. Lo reconozco a lo lejos, sin ver su cara, por su mochila verde musgo. En los teóricos me comparte su café Arlistan tibio y con azúcar. Cuando me lo encontré el sábado, estaba bailando. Se nota a la distancia que es un personaje salido de Stranger Things. Eso no importa. La cuestión es que entre recreos él me dijo que la pasó genial. Va a Underclub todos los fines de semana, antes de la una de la mañana para conseguir su free, tiene una beca para estudiar afuera. Y me dijo -ante mis quejas sobre la música- que para él Juampi Bermani es un DJ espectacular, que la pasó genial, específicamente cuando cerró la noche con un tema de ABBA.
Nadie entiende nada. Nadie dice nada. Etc. Etc. Etc.
Buen finde.
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